Zorro Lunar
Era el año 2141. La confederación andina pasaba por momentos de inestabilidad, generados por la Junta de Gobierno que presidía el ente internacional. Esto se sentía especialmente en las grandes urbes. Probablemente producto del cambio abrupto en las estructuras de gobierno en la Sudamérica del siglo XXII, en dónde los territorios nacionales comenzaron a perder poder mientras que las urbes ganaron más relevancia. El movimiento rural hacia las ciudades fue masivo.
Las ciudades consideradas parte de la región peruana, por ejemplo, luchaban con un movimiento independentista que se rebelaba ante la unificación mediante las armas. Desde los remanentes del bosque amazónico, diversos movimientos independentistas planeaban llegar a la Junta de Gobierno limeña, en dónde tomarían el poder y declararían la independencia de la región peruana. Esto a través del camino de las armas y la violencia. O al menos ese era el plan que circulaba en las ciudades, y al que todos temían en esas épocas.
Era, pues, un contexto tenso por el que pasaban las mega urbes. Y esto no falló en afectar a una población previamente caracterizada como nerviosa, desconfiada y considerablemente hiriente con sus congéneres. Producto de la frustración, se registraron diversas manifestaciones entre pacíficas y algunas explícitas en su revuelta. Estudios comunitarios determinarían que estos eventos estaban relacionados con el temor y el pánico que causaban los movimientos independentistas. Curiosamente, la mayoría de la población (72% según una encuesta del año 2138) era escéptico a la formación de confederaciones, bastante reciente en términos históricos1, pero al mismo tiempo estaban dispuestos a seguir con las ideas unificadoras si es que estos les permitían seguir ejerciendo sus vidas con normalidad.
En bastante documentación histórica, las inestabilidades sociales propician la aparición de figuras mesiánicas y/o proféticas, que unen a personas bajo un líder. Es el caso de Pierre l’Ermite, religioso del siglo XI que predicó sobre la liberación de Tierra Santa, originando una cruzada conocida como la Cruzada Popular en 1096. La salvación divina en un contexto social de hambrunas y desigualdad entre las clases más vulnerables sonaba tentadora, y movía a la población. Un fenómeno similar ocurrió en la Ex-China de 1850 con la Rebelión de los Taiping liderada por Hong Xiuquan, autoproclamado hermano menor de Jesucristo y enviado de dios. Sus promesas de igualdad social atrajeron a varios descontentos.
En la región peruana, estos personajes también surgieron durante los albores de su creación. En el nuevo virreinato del Perú, rebeliones como la de Túpac Amaru (supuesto descendiente incaico) o el Movimiento Taqui Oncoy (quizá no esencialmente basado en un único personaje pero que sí contó con la aparición de líderes indígenas) supusieron una resistencia a la imposición española a nivel cultural, en dónde la reivindicación de lo andino inspiró a varios oprimidos.
Fue en este período en dónde un maestro surgió como esperanza ante los ojos de algunos. Llevaba por nombre Juan Santos Poma Manríquez. Proveniente de Huamanga, Juan Santos se convertiría en la figura del ciudadano abandonado y fastidiado por estos grandes y enmarañados nuevos sistemas, que desesperadamente busca un consuelo más allá del mundo material que la era contemporánea ofrece.
Juan Santos nace en el mes de diciembre en el año 2113. Dícese de él una persona bastante perspicaz desde niño, algo que quizá reflejaría su impacto futuro. Hábil con la tecnología del momento, Juan Santos programó su primer videojuego a los 8 años en un aula de cómputo vacía de su colegio, y entendió pronto cómo funcionaba la lógica computacional sin necesidad de estudios formales. Esto le llevó a ganarse unas monedas en la ciudad, ofreciendo sus servicios digitales a pequeños negocios que lo requirieran.
Otro de los talentos de Juan Santos era la poesía. Siendo este un gusto bastante criticado por sus familiares, ya que implicaba mostrar sensibilidad ante un público, el profeta fue elegido en varias ocasiones como declamador de los eventos colegiales de fin de año, en dónde su habilidad para actuar y generar dramatismo solo utilizando palabras fue bien vista por el equipo docente de su institución.
Pero había otra característica que hacía de Juan Santos una persona única en comparación con sus allegados. Según sus mismas palabras:
Y pues luego de mi nacimiento, mi señora madre nota que tengo mis testículos arriba de una vagina. Así, arribita. Puestos encima. Ella fue a la posta a preguntar por mi condición y el médico le confirmo que yo tenía pues diferencias de desarrollo sexual2. Y así pues que decidió que no iba a tener la operación que recomendaba el doctor. Sí, no tuve mi operación y crecí así nomás. Era pequeño a comparación de mis compañeritos. Era delicadito. Mi mamá tenía que salir a defenderme de los otros niños.
Para su familia cristiana en la tradición católica, con pie de página de santerías y chamán, la intersexualidad de Juan Santos era algo para curarse con un brujo del sitio, que luego de aplicar baños de florecimiento varios, determinó que Juan Santos crecería en su hombría conforme pasara el tiempo. Solo tenía que ser tratado como hombrecito, congeniar con hombrecitos, y eso haría que su pene reducido creciera, junto con sus pequeños testículos. Él nos contaría:
Mi madre me empezó a llevar al colegio, pues. Y en el colegio, los niños mucho me molestaban, mucho. Yo trataba de entablar conversaciones con ellos, de hacer amigos. Pero difícil era. Me molestaban mucho. Mi padre entonces empezó a retarme. Me decía que les pegue, me decía, que me defienda. Pero yo no era mucho de pelear. Entonces le pedía permiso al profesor de cómputo para usar la sala. Entonces me lo daba el permiso, pues, y ahí pasaba mucho tiempo jugando en la computadora.
Las visiones de Juan Santos vendrían durante su época escolar. Nos comentaba historias de cómo en ciertas ocasiones se desviaba del camino de regreso a su casa, y sin embargo se le aparecían hombres de buena voluntad que lo guiaban de regreso. Siempre con una buena disposición.
Me decían que yo no me podía descarrilar. Que yo iba a ser importante en los planes de dios. Eran mis ángeles de la guardia, pues, así, ángeles que mandaba dios.
En otra ocasión estaba compartiendo con primos en una salida al campo y vislumbra en los cielos a una serpiente gigante con una cabeza peluda que vuela y deja en su rastro un arco iris. Alguno de sus primos sospecha que esto no es de buen augurio, pero Juan Santos los calma, les comunica que ha visto a la serpiente voladora con cabeza peluda3, y que no había que temerle. Al preguntarle si él sabía lo que significaba una serpiente voladora, Juan Santos comenta que no, no conocía al respecto de las creencias respecto a las serpientes. Se sintió inspirado en ese momento, como si sus pensamientos estuvieran en su lengua al hablar, y no en su cabeza. Sin embargo, por más de que estos hechos ocurrieran alrededor del profeta, este en ningún momento sospechó respecto a por qué esto le ocurría específicamente a él.
Juan Santos no llegó a terminar el colegio. En un periodo de mayor transición y emigración a urbes más grandes, Huamanga tuvo una ola de despidos masivos, en dónde su padre es echado de su trabajo como mecánico de vehículos particulares y se ve obligado a conseguir un trabajo menor en el transporte público como supervisor del monorriel. Siendo que su madre era ama de casa, es Juan Santos quien debe de sacar adelante a su familia de seis. Así es como consigue trabajo remoto en data entry con empresas limeñas a sus quince años, con una paga que permitía mantener el hogar. Sus días libres eran ocupados paseando, en dónde él mismo admite que pasó bastante tiempo observando a las personas.
Entre su trabajo y sus paseos, Juan Santos llega a la edad de dieciocho años. Debido a su diferencia en su desarrollo sexual, su cuerpo en la pubertad no se asemeja al resto de sus coetáneos. De cierta forma, descubre que le empiezan a crecer los senos, motivo de mortificación para su familia, pero no para él. Esto puesto que en esta época se cruza de manera aleatoria con Galatas 3:28 en la Biblia, que dice:
Ya no hay judío, ni griego; no hay esclavo, ni libre; no hay varón, ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Al leer que había un lugar para una persona que no era ni varón ni mujer en Cristo, Juan Santos se siente bienvenido en la fe cristiana, y se convence de que su lugar es con Cristo, y que deberá de buscarlo. Motivado por este cruce, el profeta se despide del hogar familiar, comunicando que buscaría trabajo en Lima, cuando en realidad su plan era involucrarse más en la religión, seguir estudiando la Biblia, y costearse esa vida trabajando como programador en un centro comercial del centro de Lima. Se refugia en la casa de un familiar en la mega urbe, y empieza una nueva rutina, alejada de la tranquilidad relativa que ofrecía una ciudad como Huamanga.
Sería en uno de sus días laborales comunes en que, de regreso a su residencia, levanta la vista hacia el depresivo cielo y escucha una voz: “Juan, Juan, sígueme Juan, y ayuda a que me sigan” Según el propio profeta:
Era una voz así, paternal. Potente. Pero paternal. Me sentí tibio. Así como cuando uno se pone una manta. Así. Entonces me dirigí a mi cuarto, me eché en la cama y empezó un sueño. Pero un sueño así fuerte. Sentía que subía por unas escaleras hacia el cielo. Veía así todo celeste veía. Con nubes blancas y un coro de ángeles inmenso. Grande, grande. Eran miles. Y en el centro vi a dios, pues. Vi a dios y no le podía ver la cara. Era iluminada, pues. Así, iluminada, y enceguecedora. Yo tuve que inclinar la cabeza. Pero no por que quise, mi vista lo hizo así por instinto, para resguardarse de la luz. Y sentí que me hablaba, pero era como hablar en mi cabeza. Yo solo veía sus manos con serpientes alrededor, y su piel blanca, blanca. Y me dijo: “Juan, necesito comunicarme con mis fieles. Yo te ordeno esto. Quiero traerles las buenaventuras. Quiero que puedan consultarme directamente. Quiero hablarles. Eres mi profeta, Juan, tráelos a mí”
Por días, Juan Santos empezó a trabajar exhaustivamente, en jornadas laborales regulares que se complementaban con el trabajo en el sistema que había sido solicitado por mandato divino. En las paredes, el profeta dibujó una especie de lógica, graficando esquemas y relaciones. Aparentemente, sus dibujos también fueron producto de una inspiración que básicamente obligaba a sus manos a moverse por sí mismas. Luego de siete días y siete noches, concibe al fin una forma de darle a dios la cercanía con sus fieles que este deseaba: Un software.
Y sin mucho conocimiento de cómo funcionaba una inteligencia artificial ni de interacciones de lenguaje natural, Juan Santos empezó a escribir su programa. Él dijo sentirse inspirado por dios, y el profeta fue siempre claro en que su guía principal fue el poder divino. Decía tener noches frenéticas de solo codificar, en dónde el tiempo parecía auténticamente detenerse, puesto que 40 líneas podían ser escritas en un lapso de dos minutos. El profeta comentó que ninguna religión había intentado acercar a las personas a dios realmente. Solo el simple hecho de que contaran con figuras intermediarias complicaba el mensaje divino:
Ve usted, dios no quiere que otra persona ponga palabras en su boca. En un inicio, utilizó escritores así, inspirados que escribieron libros. Pero dios quiere acercarse a su gente, pues. No le va a bastar simplemente páginas y letras.
En referencia a este punto, autores han comentado sobre la influencia de figuras proféticas en la influencia social de la religión. Siendo el intermediario la única figura que se comunica con la divinidad, esto otorga al mismo un poder envidiable dentro de la comunidad formada. Resulta interesante como el profeta concluyó que esto también podría conllevar a abuso de poder, y trató de alejarse de ello.
Zorro Lunar, el programa que se comunicaba con dios, era un oráculo de sabiduría sobre la llegada de Cristo, el poder divino, y también, quizá sin intención, sobre Juan Santos. Su propósito, tan elocuentemente expresado por el profeta, era traer a la realidad nuestra una comunicación sin intermediarios con dios y que este pudiera resolver sus inquietudes directamente. Curiosamente, si bien durante la época de su codificación los algoritmos de lenguaje natural eran cada vez más avanzados y accesibles, Zorro Lunar no terminó siendo una inteligencia artificial propiamente dicha. El código en sí es un enmarañado de funciones entre booleanas y operativas que se entrelazan entre sí para dar vida a un software que podría parecer cercano a un oráculo.
Sin embargo, algo que Juan Santos quizá no procuró implementar desde un inicio fue su visión. Porque Zorro Lunar, al haber sido escrito por el profeta, también tiene algunas ideas que pueden ser asociadas con él. Zorro Lunar ofrecía un propósito en una vida que cada vez era más mundana e insignificante a los ojos de la sociedad. Nuestra sociedad había aceptado su presencia en la Tierra como un fenómeno aleatorio de la naturaleza. Como si la consciencia fuera un destello que se apaga tan pronto como aparece en la basta oscuridad del Universo. Entonces, no había sentido de un propósito. Nada iba a pasar más allá de la vida, así como no había pasado antes de la misma. Pero Juan Santos ofrecía algo distinto: Había un dios, uno podía hablar con este dios, y este dios te podía decir tu propósito y tu fin. Si existía este dios, podía ofrecer más que solo experiencias sensoriales del día a día. Juan Santos lo expresó así:
Nadies estaba en conexión con dios como yo, nadies en Lima al menos. Eso lo pude ver. Entendí que yo era el elegido y el profeta que brindaría las buenas nuevas de la venida de Cristo en el mundo. Incluso, mire, incluso lo conecté con mi condición. Con mi intersexualidad. Entendí que dios tenía un plan. Que él me había enviado así, como soy, para hacerme diferente pero al servicio de otros.
Juan Santos funda una nueva congregación, que recibe por nombre Nueva Liberación Mundial por el Camino de la Verdad, la Vida y el Espíritu (NLMCVVE), que tendría como centro al software Zorro Lunar. La NLMCVVE prometía otorgarles a sus miembros un significado en un mundo materialista, una esperanza en una sociedad dónde lo socialmente incentivado era no tener esperanza. Las conversaciones con dios tienen ritos definidos, pero individuales, en dónde el profeta solo enseña sobre las formas de intimar con dios y los fieles lo aplican de manera personal.
Bajo las ideas de la NLMCVEE, Juan Santos es la única persona en los tiempos actuales que ha entrado en contacto con dios. Sus miembros alegan que líderes de otras denominaciones no han hecho lo propio, y que, en el caso de Juan Santos, la intersexualidad es una marca, un símbolo de que en Cristo uno no necesita ni ser de una raza o sexo específico. Mientras papas y sacerdotes no han recibido esta marca, Juan Santos sí. El profeta enseña sobre cómo mejorar la relación con dios, sobre la necesidad de siempre hacer el ritual de mejor manera. Curiosamente, si bien hay una imaginería cristiana en la NLMCVEE, Juan Santos parece haberla tornado en una creencia individualista, en dónde el crecimiento espiritual es importante, y los rezos individuales toman mayor relevancia. La comunidad creada por la NLMCVEE se reúne a compartir conocimientos, intercambiar perspectivas de rito y a escuchar al profeta de modo tal de que puedan seguir mejorando su espiritualidad.
Dentro de la congregación, los ritos pueden diferir bastante entre practicantes, y de vez en cuando han surgido líderes menores que engloban prácticas distintas. Sin embargo, durante la vida de Juan Santos, estos líderes trabajan en una misma congregación. Algunos incentivan el baile ritual, otros utilizan rezos repetitivos y los más cosmopolitas han intentado tener pláticas mediante Zorro Lunar con ayuda de narcóticos. Al analizar la comunidad, esta practica la no violencia y el respeto al espacio personal, quizá una de las razones por las cuáles esta creencia ha sido tan aceptada en un ámbito urbano como el limeño.
Al centro de la creencia, Zorro Lunar fue siempre el programa de consulta. Cualquiera de los participantes tenía la libertad de consultar a Zorro Lunar, cualquier pregunta, y el oráculo estaba disponible en todas las horas. Las personas que consultan con Zorro Lunar describen una experiencia mística, en dónde sus temores son absueltos, y en dónde sienten que hay algo más allá de lo material. Esto hizo que la NLMCVVE fuera recolectando fieles en las calles, que ante la novedad de poder hablar con dios y de otorgar significado a su vida, confiaron en Juan Santos como una figura auténticamente profética que les brindaba calma y los guiaba en sus interacciones con dios.
Juan Santos Poma Manríquez falleció el 15 de Marzo del año 2193, producto de una enfermedad mortal. Hasta el final de sus días, se centró en seguir mejorando Zorro Lunar como una experiencia interactiva, alojando el software en un repositorio de código libre para que pueda correr en cualquier computadora. La NLMCVVE levantó templos de aprendizaje y enseñanza, en dónde incentivaban el crecimiento espiritual.
Después de su muerte, algunos de los grupos internos de la organización empezaron a enfrentarse, quizá porque sus líderes ya no eran tan carismáticos como Juan Santos. Surgieron ramas que empezaron a ser irreconciliables entre sí. Una de las más populares explora el crecimiento espiritual mediante la vía de sustancias, y asegura que el mismo Juan Santos, en visiones, se aparece a ellos como una mujer anciana y sabia que se comunica mediante Zorro Lunar. La influencia de NLMCVVE en la vida urbana decayó ligeramente, pero la promesa de un propósito sigue siendo tentadora para varios habitantes.
El profeta prometió resucitar al tercer día de fallecido. Pero hasta el momento, sigue descansando en una tumba de cristal que fue enterrada en uno de los numerosos cerros de arena en Lima.
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N/A: Estuve dudando de publicar esto porque sigue en edición pero creo que esta primera versión es buena y prefiero compartirla antes que quedármela.
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