La Transmigración
Los ojos de Damaris ardían por toda la pelusa artificial que tenía que respirar bajo una luz blanca. Los pedidos de trajes habían aumentado en las últimas semanas de manera alarmante, y a que se acercaban las conferencias más importantes de furr ies en Lima. ¿Ya se acercaba el Best Furry Fest ? Quizá, era un poco difícil concentrarse. Luego de tres energizantes, cinco cafés en polvo y un puchito , los trajes aún seguían destacando por su falta de estructura. Y ya eran las tres de la mañana. Damaris ojeó su reloj en el escritorio y suspiró por enésima vez. Estaba bastante satisfecha con la popularidad de su negocio de trajes para furries . Había encontrado una clientela que apreciaba el nivel artístico que aplicaba en los trajes, así como su detalle para instalar el SNA (Sistema Nervioso Artificial) que tantos de sus clientes requerían para una experiencia más inmersiva con su felpudo avatar.