La epistemología del pato asado
Mis primeros recuerdos de comida china en Lima no estuvieron asociados al sabor, sino más bien a la fascinante posibilidad de poder compartir esa cena tardía con una buena partida en un Nintendo 64 para las masas, ubicado en el chifa de mi infancia. Ya desde esos tempranos pininos podría haber observado, si hubiera querido, el rasgo intelectual de estas visitas. Sería a ritmo de lloriqueos, que hubiese logrado la titánica labor de memorizar la tabla de multiplicar, gracias a un poster que fue obsequiado por ese mismo chifa que me hacía caer en el vicio. Y si hubiera sido algo más adivina, quizá me hubiese dado cuenta que el chifa siempre iba a estar ahí, como agente intelectual en mi vida, así como en esos lejanos días de vacaciones me enseñó a multiplicar. Pero el Nintendo 64 simplemente alejaba mi mente de cualquier pensamiento profundo que podría tener relacionado con comida china.