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Mostrando entradas de mayo, 2020

OctoPI

Años de intervención humana se reducían en el acontecimiento que veía Abel en ese momento: Un pulpo enseñando transportes submarinos sostenibles. La clase maestra, para colmo de males. Un amplio auditorio, temperado, con paredes grandes, capacidad para cientos de alumnos. Ahí estaba el invitado de honor, en su traje adaptado a la vida terrestre, hecho especialmente para que criaturas cómo él puedan movilizarse por tierra. Era una especie de exoesqueleto, con una coordinación motriz fina excepcional, que hacía que cada uno de los movimientos del cuerpo artificial humanoide sean calculados y precisos. La voz que producía el cuerpo era genérica, y era la voz humana más estándar que uno podría imaginarse, con un acento mexicano algo inexplicable.